jueves, 23 de enero de 2014

Dos Goyas de Tabacalera que debían quedarse en el Museo de Bellas Artes de Sevilla

El Museo de Bellas Artes de Sevilla es uno de los grandes museos del Estado español que todavía necesitan una modernización. El impulso que necesita tanto del Estado como de la Junta de Andalucía es sencillamente inexcusable, urgente y casi una obligación moral. De hecho estoy convencido de que es, junto al museo Arqueológico de Sevilla, uno de los grandes enfermos de la cultura española que necesitan atención, cuidados y mucho amor, un amor infinito, que diría Madredeus. Hoy la gestión personal de su directora Valme Muñoz es merecedora de todos los elogios al conseguir el depósito temporal de dos goyas propiedad de Tabacalera: Carlos IV y María Luisa de Parma que fueron encargados por la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla al pintor aragonés en 1789.



Estos retratos formaban parte de las colecciones de Tabacalera y estuvieron primero en la Fábrica de Tabacos ubicada en la calle San Fernando de Sevilla y posteriormente en el nuevo edificio que se situó al otro lado del río y que finalmente Altadis cerró. Son retratos que además de ser BIC están intrínsecamente unidos a la historia de Sevilla y que nunca debemos perder. Sería como si Madrid hubiera dejado perder en su momento a la Condesa de Chinchón. Y no hay que olvidar que siguen siendo propiedad de Imperial Tobacco, ahora Altadis. Aviso a navegantes con nota a pie de página a la Junta de Calificación y Exportación de la Dirección General de Bellas Artes. Tras el cierre de Altadis, los retratos fueron depositados en el Archivo de Indias donde todo investigador y visitante los ha podido ver. Desde diferentes foros y asociaciones, entre ellas la Asociación Velázquez por Sevilla, se ha reclamado una coherente ordenación de los fondos pictóricos que hay en Sevilla con el único fin de que esta dispersión patrimonial tenga como único objetivo y protagonista al museo de Bellas Artes. Creo que todas las instituciones públicas y privadas de la ciudad, y no obvio al propio Ayuntamiento, deben ser conscientes de la trascendencia, importancia y excepcionalidad del momento crucial que vivimos. Un museo que debe recibir todo el mimo y atención por parte de la Junta y del Estado, en igualdad de condiciones a otras instituciones públicas como la Alhambra que tienen en estos momentos a una directora de su patronato que ha sabido situarla en el lugar que le corresponde gracias a un apoyo político que hoy por hoy -seamos sinceros- el Museo de Bellas Artes de Sevilla no tiene. El día que las administraciones públicas sean conscientes del potencial e importancia intrínseca que tiene el museo de Sevilla, demostrándolo con hechos tangibles, ese día el museo habrá dado un salto cualitativo que lleva años esperando. Estado, Junta de Andalucía, Ayuntamiento, Universidad, Arzobispado y el sector privado, deben ser los auténticos protagonistas de este cambio trascendental. El depósito de estos dos goyas debería de ser el primer paso para solicitar su custodia definitiva, así el museo contaría con tres retratos de diversas etapas de la pintura del aragonés, pues el retrato de José Duaso y Latre, sacerdote aragonés y hombre influyente, es un ejemplo de retrato ya casi romántico, pintado en 1824, mientras que estos retratos son un ejemplo de retrato ilustrado propio del siglo de las luces. De esta forma el Bellas Artes contaría con tres goyas. Esto podría ser el comienzo para sumar a la rica colección del museo, una concentración de obras maestras que debiera seguir con Velázquez y con la pintura del XIX, ejemplos los hay, y se espera un gesto de los coleccionistas, fundaciones y bancos poseedores de estas obras, pues debemos ser conscientes de que en el Bellas Artes de Sevilla tiene que estar lo mejor y más representativo, como ocurre en el Museo del Prado. Esto en muchas ocasiones pasa por ejemplificar hasta donde llega el amor por lo público y el interés por las Bellas Artes o, como reconoció Gregorio Mayans, en la correspondencia con el Conde del Águila en 1763: V.S. es uno de los pocos que se pueden señalar con el dedo, por ser casi singular en España, en el deseo de adquirir los verdaderos tesoros que nos han dejado los hombres grandes y en la franqueza de comunicarlos para beneficio público".

sábado, 11 de enero de 2014

Sobre periodismo, historia del arte y atribuciones

¿Qué está pasando en los medios de comunicación con el tratamiento de determinados "descubrimientos" artísticos? ¿Realmente se están tratando las noticias con el debido rigor contrastando las informaciones con los círculos académicos o con los historiadores especializados en determinados campos? La historia del arte, y especialmente la tradicional que viene a delimitar una personalidad artística o a definir nuevas obras en el catálogo de un pintor siempre han estado en el foco de la prensa diaria de información. La aparición de nuevas pinturas, de otras perdidas o la posible reatribución de determinadas obras de arte consideradas anónimas o en un estado de conservación tan deficiente que impedía su correcto análisis, han hecho, desde luego, que se produzcan notables aportes al conocimiento de estos artistas. Nombres como Caravaggio, Velázquez, Murillo, Rembrandt, Van Gogh o Picasso han dado sustanciosos titulares a lo largo de la historia. Y siempre con el respaldo lógico de los medios de comunicación. En ocasiones estos descubrimientos se producen como producto habitual de una investigación en curso, bien por un historiador, un equipo multidisciplinar de historiadores y restauradores, y en otras ocasiones por parte de un museo y sus respectivos conservadores. En otras ocasiones es fruto del trabajo de un determinado marchante, cada vez los hay más formados y preparados, que por su trabajo habitual se encuentran con obras desconocidas o perdidas. En este sentido recomiendo el intenso y emotivo libro de Artur Ramón; Nada es bello sin el azar, Elba, Barcelona, 2012 que como lo definió Muñoz Molina muestra un secreto "amor al arte" por describir con pasión, conocimiento y sensibilidad una serie de historias relacionadas con nuestro proceloso mundo de las bellas artes. Pero volviendo a los medios de comunicación que deben cumplir con la importante labor de la difusión de los avances científicos cuando realmente éstos son rigurosos y están contrastados: ¿están realmente cumpliendo en los últimos años con esta función de información veraz, rigurosa y enriquecedora al margen del sensacionalismo? Cuando se han suscitado en prensa determinados debates sobre atribuciones o descubrimientos se ha demandado desde la comunidad científica la lógica de que un periódico no es el lugar para zanjar estos debates, sino un congreso, una revista especializada con su correspondiente índice de impacto o un catálogo de exposición o un libro. Esos son los cauces habituales, efectivamente, y la labor de la prensa debe ser informar con cautela para que se conozcan o difundan estas conclusiones científicas. Afortunadamente se han superado ya los tiempos de apresuramiento y falta de rigor que reinaron en el museo del Prado y que hicieron caer a la institución en el más absoluto descrédito cuando se anunció "a bombo y platillo" el descubrimiento de un "Goya" en las dependencias de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol, cuando realmente -como dijo Alfonso E. Pérez Sánchez- se trataba de una pintura de Mariano Salvador Maella cuyo dibujo preparatorio además, para más inri, lo conservaba el propio museo: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1996/03/10/008.html.

En los últimos tiempos estamos asistiendo con cierta frecuencia a la aparición de noticias sensacionalistas sobre nuevos descubrimientos: El Ecce Homo presuntamente de Murillo del que hemos dado cuenta en este blog y en los últimos días, nada más y nada menos que de una supuesta réplica de La Madonna de Foligno de Rafael en una colección particular de Córdoba.
Lo que sorprende negativamente es que medios de comunicación de tanto prestigio y credibilidad como El País se hayan hecho eco de una noticia que no tiene el más mínimo rigor ni crédito, y lo más sorprendente es que la corresponsal de El País en Granada Valme Cortés ni siquiera se haya hecho la pregunta de cuál es la trayectoria del autor del descubrimiento, el desconocido Luis Rodrigo Rodríguez Simón, en qué revista ha presentado sus resultados y el grado de impacto y credibilidad de la misma, qué aportaciones ha hecho a la obra de Rafael previamente, y con que historiadores ha contrastado el tema. Basta con ver la fotografía y el craquelado de la pintura para advertir que es una copia y que el autor del "descubrimiento" no ha contrastado sus datos ni con Miguel Falomir, máximo experto de la obra de Rafael en España ni con ningún historiador de prestigio en el extranjero ni conservador reputado. Sorprende por tanto ver expresiones en la información dada por este periódico de: "El profesor de la Facultad de Bellas Artes Luis Rodrigo Rodríguez Simón ha identificado y atribuido la obra tras un minucioso estudio de varios años basado en la aplicación de una serie de técnicas instrumentales y métodos científicos de análisis". Es un tema tan serio el nuestro de la historia del arte que no puede terminar convirtiéndose en un relato sensacionalista carente del más mínimo respeto y rigor que venga avalado por determinados lugares comunes. Y lo más sangrante es el eco que demás medios se han hecho de la noticia al verlo publicado en un medio del prestigio de El País: TVE en su canal 24 horas, el Mundo, Abc. ¿Qué está pasando? Creo que igual de negativo es informar equivocadamente de un tema como el nuestro que de la prima de riesgo o de un homicidio. ¿Porqué antes los periodistas contrastaban sus noticias con historiadores y expertos reconocidos y ahora no lo hacen? ¿Realmente todo vale por un titular? Creo que son pocos, cada vez menos, los medios y periodistas especializados: unir cultura y periodismo no es fácil. Quizás una de las revistas que lo hacen por el perfil de su director sea Ars Magazine con Fernando Rayón que ha conseguido tratar estos temas con el debido rigor y contrastar las informaciones haciéndose respetar incluso por los historiadores más influyentes. ¿Pero que está pasando en los otros medios de comunicación? Hace unos años con Fernando Samaniego o Ángeles García en El País hubiera sido impensable que este tipo de informaciones se hubieran publicado. Son malos tiempos para la crítica, el pensamiento y el rigor. ¿Involución?